Datos Personales de los Creadores del Blog

Este Blog a sido Diseñado y hecho por: El Henaweh Hamad & Asmat Andrea. Creado con la finalidad de: Compartir conocimiento, Enseñar, entre otros... Se estará publicando los trabajos, informes, diapositivas durante el todo el trayecto.

Bienvenidos

Bienvenidos al blog de la Sección 2 de Informática Nocturno del área de aprendizaje de Formación Crítica II, aunque no debería tener ese nombre ya que el único motivo por el cual este blog ha sido creado es para compartir conocimientos acerca del desarrollo de nuestras actividades de Formación Crítica II... porque pienso llevar el proximo ciclo.


Los temas de los cuales voy a tratar en este blog estan relacionados, como dije en el párrafo anterior, a compartir conocimientos acerca del desarrollo de nuestras actividades de Formación Crítica II.... colgaré un poco de codigo para ayudar a mis amigos que me andan consultando por ahi y debatiremos acerca del uso de una u otra tecnología o arquitectura en el desarrollo de los proyectos que son asignados durante todos los ciclos.


Espero que con el tiempo en este blog muchas personas puedan compartir sus conocimientos y llegar a muchas conclusiones y con las experiencias que cada uno de nosotros vamos a aportar ayudar al resto de compañeros a facilitarles la carrera, al menos en estos dos cursos. Pero si los ayudamos un poco a que no sufran con algunos cursos, de seguro se veran beneficiados; y los que ya sabemos acerca del uso de tecnologias microsoft, nos beneficiaremos con las experiencias de ellos en sus proyectos de la universidad.


Como nota final, recuerden que lo que dice en los libros, no siempre se puede aplicar a todas la realidades y siempre podemos aprender hasta del más pequeño e inexperto de nosotros.

Sección 2 de Informática Nocturno

Sección 2 de Informática Nocturno
Sección 2 de Informática Nocturno

domingo, 10 de julio de 2011

Técnicas Básicas de la Lectura.

Somos el grupo N° 1 que esta conformado por: El Henaweh Hamad & Asmat Andrea.
Y vamos a comentar un poco sobre:

Técnicas Básicas De Lectura

"La Técnica De Los Seis Pasos"

Esta técnica ofrece los conocimientos básicos para obtener el mayor aprovechamiento y mejores resultados al realizar una lectura.

Esta técnica es útil para aquellas personas que no tienen el hábito de leer y la habilidad necesaria para realizar una buena lectura; dicha técnica se puede aplicar antes, durante y después de su lectura.

1) Establezca el propósito de la lectura.- Este paso es de gran importancia, ya que antes de comenzar su lectura debe definir (dejando muy claro) el ¿Porqué? o ¿Para qué? le es útil el libro o texto que va a leer. De tal manera que la lectura la realizara: Solo por distraerse, evaluar críticamente la lectura, localizar alguna información en específico, hojear un libro, hacer una lectura ligera o de estudio, o algunos otros propósitos que tenga pensado.

2) Examine e inspeccione el contenido de todo el libro (los textos que integran el libro). Aquí debe dar un vistazo rápido a los títulos y subtítulos que contiene el libro- no empleando mucho tiempo- ya que estos representan el esqueleto del contenido de la obra del autor, facilitando la visión de las ideas principales. También debe observar los cuadros o gráficas, que son resúmenes gráficos de los hechos y relaciones.

Ventajas de este pasó:
a) Se logra una visión global del libro
b) Visión de la extensión del libro
c) Se conoce el contenido de los textos que estudiará
d) Lograr centrar su atención sin distraerse

3) Cuestiónese y pregúntese.- Al término de la lectura de un párrafo, pregúntese de que habla dicho párrafo, de tal modo que se le grabe lo que va leyendo. Las preguntas centrarán su atención en la lectura, y también le dará un sentido personal, ya que busca respuestas de las preguntas que usted mismo formuló.

4) Buscar el significado de lo que esta leyendo.- Debe leer cuidadosamente y buscar las ideas principales; subraye las ideas principales, haga anotaciones de lo importante, busque las palabras que no entienda en el diccionario, anote en las sangrías. Todo esto para lograr una mejor comprensión en el proceso de sus lecturas.

5) Exprese lo que va leyendo.- Hable con usted mismo acerca de la lectura, cuestiónese y profundice. De tal modo que se evaluará y se dará cuenta si en verdad esta leyendo o desperdiciando su tiempo; puede apoyarse realizando notas, apuntes o esquemas.

6) Repase lo estudiado.- Repase haciendo las lecturas de los capítulos a intervalos, para refrescar los conceptos ya leídos y los comprenda. Le servirá para aprender, comprender, a no olvidar, e incrementar sus habilidades de lectura, a mejorar su concentración, y sobre todo a sacarle mayor provecho a su tiempo invertido.
Debe leer a su debido tiempo, lugar correcto y ambiente adecuado.
Recomendaciones:
* Procure leer con la velocidad adecuada
* Aplique la técnica correcta a la lectura
* Evite distraerse al momento de leer
* No lea en forma pasiva
* No analice en exceso las palabras que no comprenda
* No repita mentalmente lo que va leyendo
* No mueva los labios
* Siga la lectura con los ojos
* Incremente su vocabulario para obtener una lectura más fluida y comprensible.

Los malos hábitos de la lectura:

Descubrir los malos hábitos de lectura para erradicarlos y sustituirlos por buenos hábitos de lectura, es uno de los requisitos indispensables para llegar a convertirse en un lector rápido y eficaz. Esta serie de costumbres negativas son las principales características del lector deficiente, y son precisamente éstas las que le impiden, actuando como un freno, desarrollar plenamente la propia capacidad lectora. Debemos, pues, ser capaces de distinguir con precisión entre buenos y malos hábitos, ya que sólo así podremos adentrarnos con pie seguro en el terreno de nuestro propio trabajo personal. A lo largo de los dos primeros capítulos hemos hecho una serie de alusiones sobre estos malos hábitos de lectura. Ahora procederemos a estudiarlos en detalle y también indicaremos la mejor manera de superarlos. Su importancia en el desarrollo de la velocidad lectora así lo exige.

Las regresiones
Muchos lectores tienen el hábito de volver atrás para ver de nuevo lo ya leído. Una sola lectura no les basta y ya antes de terminar el párrafo o cuando incluso apenas si avanzan sobre la tercera línea vuelven a la primera. A estas continuas marchas atrás o retrocesos es a lo que llamamos regresiones. Su efecto sobre la velocidad de la lectura y, lo que es peor aún, sobre la comprensión misma de lo leído, es altamente negativo; a ellas debemos en gran medida el bajo rendimiento global en la lectura, siendo por lo tanto una práctica que hay que erradicar a toda costa. Para ello, debemos obligarnos a leer siempre «hacia adelante», rítmicamente, siguiendo el curso natural del pensamiento.

Ya advertíamos en páginas anteriores sobre las negativas consecuencias de la fragmentación del pensamiento. No sólo perdíamos así la idea global de lo leído sino que, además, disminuía nuestra concentración al enredarnos en los distintos aspectos parciales.
Si nos obligamos a no hacer retrocesos y leemos siempre hacia adelante podemos, en un primer momento, perder bastante en comprensión, pero luego veremos los resultados tan positivos que esta práctica reporta. Una de las formas de habituarnos a ello es utilizar una tarjeta de tamaño regular con la cual iremos cubriendo los párrafos ya leídos. Esta operación debe impedirnos el hacer regresiones; debemos ser capaces de no levantar la tarjeta para echar un vistazo a los párrafos por ella cubiertos. Pero en verdad, lo realmente efectivo es atacar el mal de raíz. La tarjeta no deja de ser un recurso parcial y un tanto débil. Debemos buscar las causas reales de nuestras regresiones para actuar directamente sobre ellas. Estas causas pueden ser:

a. Falta de atención o de concentración.
b. Inadecuado desarrollo de nuestra percepción visual.
c. Un exceso de meticulosidad en nuestras lecturas.

  1. Falta de atención o de concentración. La atención concentrada en la lectura es de vital importancia. Debemos leer activamente, con un fin determinado, sabiendo qué buscamos y cómo encontrarlo nuestra atención debe estar centrada. Cuando no ocurre así podemos no captar adecuadamente las ideas expresadas en el texto y entonces nos sentimos tentados a volver atrás para captarlas mejor. Y esta no puede ser una práctica más lamentable y perniciosa. La forma correcta de proceder, y la más efectiva, es seguir siempre hacia adelante y concluir por lo menos el párrafo en el que la idea aparece, ya que una visión de conjunto puede ayudarnos a la correcta comprensión de la misma. Una vez completado el párrafo, podemos volver sobre los renglones que nos habían resultado oscuros o incluso podemos repetir la lectura del párrafo entero; la cuestión es no per­der tiempo haciendo regresiones continuas que terminan siempre, indefectiblemente, por socavar y diluir nuestra atención. La regresión es sinónimo de desorden y falta de método en la lectura.
  2. El inadecuado desarrollo de nuestra percepción visual. Esta deficiencia también influye directamente sobre nuestra tendencia a regresar. Una incapacidad en la rapidez y nitidez de nuestra percepción nos puede llevar a confundir unas palabras con otras a causa de su grafía más o menos similar o a no captar adecuadamente una o varias palabras. Claro está que esto podría estar motivado por una falta de atención y de concentración por parte del lector, pero suponiendo que no fuera éste el fallo, la causa profunda de las regresiones injustificadas tendríamos que buscarla en el aspecto visual; y entonces lo correcto sería proceder a perfeccionar nuestra capacidad perceptiva.
Ya veíamos cómo existen ejercicios cuya realización mejora notable­mente la capacidad de percepción y cómo a ellos les dedicaremos gran parte de este curso. Pero por ahora lo que tenemos que hacer es empezar sin más tardanza a evitar a toda costa las regresiones. Continuemos siempre hacia adelante cuando nos confundamos y no captemos adecuadamente el sentido de una o varias palabras. Recordemos que después de todo, el contexto puede ayudarnos a descubrir su sentido y que incluso la misma palabra puede aparecemos nuevamente unas líneas más adelante, ahora claramente explicitada.
c) Un exceso de meticulosidad en nuestras lecturas. Ahora podemos comprender fácilmente por qué no debemos ser en exceso escrupulosos y detallistas en nuestras lecturas. Aquellos lectores lentos que justifican su morosidad hablando de «rigor» en la lectura, que ingenuamente no «quieren perder detalle» de cuanto leen y nos hablan de lectura «minuciosa» con orgullo y satisfacción, son los que más regresiones suelen hacer y los que peor partido sacan de sus lecturas. Estos jamás están totalmente seguros ni satisfechos con la lectura de una línea y vuelven a ella antes de terminar el párrafo, una y otra vez, rompiendo así el fluido devenir del pensamiento con el pretexto de buscar un dato concreto, los peculiares matices que introducía en un renglón una palabra, etc. Parecen no tener conciencia de que ésta es una práctica lamentable que no garantiza en absoluto ni la comprensión adecuada ni la posterior asimilación y retención de lo leído. Este excesivo cuidado es al final tan perjudicial como su extremo opuesto: la excesiva precipitación.

Leer siempre hacia adelante, siempre de corrido, rítmicamente, es la mejor manera de garantizar un máximo rendimiento. Aún tratándose de un texto en verdad difícil (ya por la oscuridad y la apretada maraña de su estilo, ya por su extrema complejidad semántica y la enorme proporción de palabras inusuales que en sus páginas aparezcan), caso éste en que las regresiones podrían estar más o menos justificadas, sería más conveniente leer hacia adelante, volviendo a comenzar el párrafo, una vez lo hayamos leído íntegramente, cuantas veces lo creamos necesario.
Pensamos así que sólo en un caso puede decirse que las regresiones como igualmente la vocalización están entera y totalmente justificadas: cuando se trata de estudiar con el propósito de memorizar.

Vocalización y subvocalización
1. Vocalización. Entendemos por vocalización, leer las palabras en voz alta o bien acompañar la lectura con el movimiento de los labios sin emitir sonidos audibles.
Los malos lectores conservan esta mala costumbre desde los tiempos de la escuela. De pequeños se nos enseña a leer pronunciando cada palabra; en ese estadio del aprendizaje el procedimiento tiene sentido, ya que, como nos explica Antonio Blay, «el niño no tiene desarrollada la capacidad de abstracción y las imágenes y los sonidos concretos son un soporte, casi imprescindible, para poder llegar a captar las palabras y su idea correspondiente». Lo malo es que lo que entonces tenía sentido se transforma más tarde en un verdadero obstáculo para la plena eficiencia en la lectura: la vocalización no sólo incide negativamente sobre la velocidad, sino también sobre la comprensión misma de lo leído.
Conversando normalmente pronunciamos de 150 a 200 palabras por minuto. Los profesionales de la palabra locutores, oradores, etc., apenas sobrepasan las 250 palabras por minuto. Así, aquellas personas que persisten en el hábito de pronunciar las palabras mientras leen, condicionan su velocidad de lectura a esas velocidades, con lo que objetivamente se hallan muy por debajo de la velocidad de lectura que podrían desarrollar (500, 900 y hasta 1.000, p.p.m. (PAGINAS POR MINUTO)) Podríamos decir, pues, que ellos mismos se autolimitan innecesariamente.
Pero además, el lector dominado por el hábito de la vocalización como veíamos reduce ostensiblemente su capacidad de comprensión. Cuando vocalizamos estamos demasiado pendientes de cada palabra y distraemos la atención de lo que es lo fundamental: el curso natural del pensamiento. Esto imposibilita recoger el sentido general de las frases; la agilidad mental disminuye. Todo lector dominado por el hábito de la voca­lización es generalmente un lector lento, «palabra por palabra», y los negativos efectos que esta actitud conlleva ya lo hemos analizado en su momento. Hay que leer siempre hacia adelante, captando ideas, no pala­bras; «es preciso saber leer el texto impreso como un músico experimentado lee la música» (Alain).
Una de las formas de atacar el mal hábito de la vocalización es la de colocar el dedo sobre los labios mientras leemos. También podríamos utili­zar un objeto duro: mordiéndolo entre los dientes evitaríamos mover los labios. Pero el método más idóneo y efectivo es sencillamente el de obligarnos a leer a mayor velocidad. Para ello deberíamos utilizar el conocido recurso de la tarjeta.
Abrimos una ventanilla rectangular al centro de la tarjeta y sólo a través de ésta leeremos las líneas. Deslizando rápidamente la tarjeta sobre las líneas, nos debemos dar únicamente el tiempo mínimo necesario para poder leer adecuadamente en uno o dos golpes de vista (fijaciones) cada línea. Tras algunos días de práctica los progresos serán evidentes; y si bien es verdad que durante los primeros pasos del entrenamiento podemos perder bastante en comprensión, esto no debe preocuparnos: recordemos que se trata tan sólo de un ejercicio para obligarnos a leer ideas y no palabras, para erradicar el mal hábito de la vocalización, y que una vez superado esto los rendimientos en nuestra lectura serán excelentes. Recordemos que conceder excesiva importancia a las palabras en sí mismas, sólo perjudica nuestra lectura y que la mejor manera de superar esto es la aceleración racional de nuestra velocidad lectora mediante las técnicas y los ejercicios adecuados «ya que es indudable que el que lee a media voz o mueve los labios o repite mentalmente para sus adentros se verá imposibilitado para hacer cualquiera de esas cosas si sus ojos recorren el texto con la máxima rapidez que es capaz su mirada» (F. Corripio).

2. Subvocalización: La subvocalización es uno de los defectos de lectura más extendidos. Hábito sutil y de difícil extirpación, constituye una de las mayores rémoras del aprendizaje escolar.
Muy pocos lectores tienen conciencia de que poseen este defecto. Para descubrirlo, o para llegar a tomar conciencia de si lo poseemos o no, lo más acertado es practicar el siguiente ejercicio:
En posesión de un material de lectura que no encierre grandes dificultades (una revista de información general, la columna de un periódico, etc.), antes de iniciar su lectura, repetimos una frase breve y sencilla («La vida es bella», u otra similar), unas cuantas veces. Inmediatamente nos ponemos a leer repitiendo en voz alta la referida frase. Si nos resulta imposible concentrarnos en la lectura y no entendemos en absoluto lo que leemos (mientras repetimos en voz alta, continuamente, la frase en cuestión u otra cualquiera), ello querrá decir que poseemos el mal hábito de la subvocalización.
Este mal hábito consiste en pronunciar mentalmente mientras leemos las mismas palabras del autor sin que emitamos sonido alguno y sin mover los labios. Hacemos esto con la pretensión de captar mejor el sentido, el contenido del texto. Lo nefasto es que precisamente cual autómatas o simples papagayos repetimos las mismas palabras del autor, cuando el contenido puede ser obviamente expresado con innumerables palabras dis­tintas. Y debemos ser conscientes de esto: es una lectura de información, lo único que en verdad interesa es el mensaje o contenido y no el modo de expresarse del autor (cosa que por ejemplo no ocurre con un poema o una novela de alta calidad estética), por lo cual no nos interesa utilizar las mismas palabras que éste ha empleado para actualizar su mensaje. Esta práctica limita igualmente la velocidad y nuestra capacidad de compren­sión. Una buena forma de eliminar este defecto sería el siguiente:
Tras la lectura de un párrafo o frase, adoptar una posición personal y activa, hacer una formulación propia, crítica y valorativa de lo leído. Esta ha de ser lo más breve posible y puede incluso consistir en una sola palabra: «estoy de acuerdo», «disiento», «dudoso», etc. Naturalmente esta forma de combatir frontalmente la subvocalización es trabajosa y exige un buen esfuerzo por parte del lector, pero al final se observarán los resultados. Por otra parte, un modo indirecto pero bastante eficiente de combatir la subvocalización o repetición mental es la práctica de la lectura racional acelerada, ya que como muy bien nos dice A. Blay, «la base de la subvocalización está en el hábito de apoyarnos excesivamente en las imágenes y palabras concretas para seguir y captar las ideas»
La subvocalización es siempre un freno para la agilidad y rapidez del pensamiento. Esto está claro: al coartar el fluido correr del pensamiento actúa directa y negativamente sobre la comprensión y la velocidad de la lectura.
Resumiendo pues, diremos que la mejor manera de deshacerse de la mala costumbre de la vocalización y subvocalización será la siguiente:
Leer activamente, captando las ideas del autor, su pensamiento en su fluido devenir.
Las palabras deben pasar a un segundo plano, hay que aprender a tomarlas como lo que en realidad son: un simple vehículo del pensamiento.
Todo esto agilizará nuestra lectura; y a mayor velocidad dentro de límites razonables mayor comprensión. De ahí la importancia de agilizar los mecanismos visuales y perfeccionarlos al máximo. Pero a su vez, la mayor velocidad de lectura es el mejor remedio contra la vocalización y la subvocalización.

Movimientos corporales
Los buenos lectores mueven únicamente los ojos al leer. Adoptan una actitud destensa; se sientan derechos, cómodamente (aunque nunca en exceso cómodos), con todos sus músculos quietos y relajados. Están lo suficientemente bien entrenados como para abarcar el campo visual del libro (periódico o revista) en su totalidad, sin necesidad de ir moviendo la cabeza de un extremo a otro de las líneas. Sólo sus ojos lo hacen; lo cual da como resultado un mayor rendimiento en la lectura: el cansancio no sobrevendrá de forma prematura, tardará mucho más en aparecer; comprensión y asimilación se verán potenciadas al existir unas mejores condiciones para la atención concentrada. La subvocalización es siempre un freno para la agilidad y rapidez del pensamiento. Esto está claro: al coartar el fluido correr del pensamiento actúa directa y negativamente sobre la comprensión y la velocidad de la lectura.

La memoria y la regla de la mnemotécnica

Es evidente que en todo proceso de estudio la memoria es uno de los elementos fundamentales. Pero lo importante es entender la memoria correctamente.

Recuerde que el comprender lo que esta leyendo le facilitará el proceso de memorización.

Sobre el tema de la memoria se expondrán algunos trucos y técnicas para mejorarla. También estudiará las reglas mnemotécnicas (trucos que facilitan la memorización)

La memoria funciona como un gran archivador, en el cual se ubica la información en el lugar correspondiente y así se facilita el proceso de selección y recuperación de la información.

La memoria y el proceso memorístico están formados por tres fases:

1. Registrar.
2. Retener.
3. Rememorar

La memoria es como un gran armario o archivador en el que encontrará mejor las cosas si las tiene ordenadas de forma lógica. También está demostrado que recordará más y mejor aquello que comprenda.

Registrar

En esta fase se realiza el contacto con los elementos que posteriormente memorizará. Es la primera lectura que realiza del texto o libro. Para tener más claros los conceptos que lee puede utilizar el subrayado, los esquemas, los resúmenes o las fichas. Debe leer y escribir de una forma ordenada, lógica y sobre todo, comprender lo que leyó.

Retener

Cuanta más atención preste a lo que intenta memorizar, más fácil le será retenerlo. Esta es una premisa básica dentro del proceso de la memorización “la atención”. Por esta razón el interés y la motivación sobre lo que esta leyendo y pretende memorizar es algo básico. Es fundamental la concentración, aíslese de ruidos, olores, gente que pasa por la habitación, de la televisión e incluso en ciertas ocasiones de la música. No es recomendable estudiar con música cuya letra conocemos, esto nos distraerá (puede estudiar con música clásica o instrumental). Tampoco es bueno estudiar con el radio o la televisión encendidos. Para retener información, hay que releer el libro, sólo lo que subrayó, releer la fichas, apuntes, anotaciones, esquemas y sobre todo releer los textos (temas)

Rememorar

Este es el proceso más importante y el que a todos les interesa más. El recordar aquello que ha memorizado. Para ello, la manera de haberlo retenido (ordenado, con lógica, con notas, subrayados, esquemas) va a ser fundamental y también el interés que haya puesto en los temas estudiados. A veces intenta recordar algo que conoce claramente, algo que ha estudiado, pero como no lo hizo de la manera correcta y con la lógica necesaria le será muy difícil rememorarlo. Por eso es importante que retenga y rememore de forma lógica, ordenada y que ponga interés en ello.

Existe una memoria a corto plazo y una memoria a largo plazo, la segunda es la que más le debe interesar.

En un principio cuando empieza a estudiar, la información pasa a la memoria a corto plazo, pero lo que tiene que hacer es enviarla a la memoria a largo plazo, que es la que necesitará a la hora de los exámenes o pruebas.

Para que la información pase a la memoria a largo plazo es necesario la repetición, la concentración, el orden y la lógica y sobre todo el interés que tenga por los contenidos o información que quiere memorizar.

Se recuerda mejor lo que previamente ha escrito (no todo al detalle) o que previamente ha clasificado. Por eso es tan importante el subrayado, los resúmenes, los esquemas y las fichas. Un tema de 50 páginas de historia se puede resumir en una ficha señalando en ella sólo los apartados o puntos clave del tema y luego al mirar simplemente esa ficha (esquemas), si ya lo ha estudiado, la mente irá soltando todos los contenidos de esos apartados ella sola. Por esta razón, cuando en un examen le pregunten sobre la segunda guerra mundial podrá recordar lo estudiado ya que su mente tendrá esa información procesada y memorizada y solo necesitará el epígrafe de ese material para soltar toda la información.

Las reglas mnemotécnicas o trucos para recordar:

Las reglas mnemotécnicas son un conjunto de trucos, casi siempre lingüísticos, para facilitar la memorización. Posiblemente ha oído hablar de ellos. Se basan en recordar mejor aquello que le es conocido o aquello que usted mismos ha creado.

Esto lo verá mucho mejor con un ejemplo.

La primera línea de la tabla periódica de los elementos químicos:

Litio-Berilio-Boro-Carbono-Nitrógeno-Oxígeno-Fluor-Neón.

Si tiene que memorizar esta serie, un buen método sería confeccionar una frase con la primera o primeras letras de cada uno de estos elementos: "La BBC no funciona". Esta podría ser uno de los trucos para acordarse de estos ocho elementos. Fíjese que se ha utilizado la L de Litio (La), la B de Berilio y Boro, la C de Carbono (BBC), la N de Nitrógeno y la O de Oxígeno (no), la F de Fluor y la N de Neón (funciona).

Otro truco es la de confeccionar historias, cuentos o refranes:

Un ejemplo de serie de números podría ser:

007-727-90-60-90-7-10-2230-2300-2.

El agente 007 subió al boeing 727. Vio una azafata de medidas 90, 60,90 y decidió pedir un seven (7) up para poder hablar con ella. Quiso quedar con ella a las 10 pero ella le dijo que debía regresar en el avión de las 22:30. Por ello a las 23:00 se fue al cine que acabó a las 2.

Estos son solo algunos ejemplos o modelos, usted puede hacer multitud de combinaciones o propias invenciones, pero no se complique mucho las cosas por que sino luego tampoco recordará la regla o truco nemotécnico que han creado.

Un ejemplo para recordar una fórmula:

La forma del capital y los intereses de los bancos. Con la palabra "carrete" podremos recordarla. Lo que tendremos que pagar después de pedir un prestamos es: el capital (ca) multiplicado por el rédito o intereses (re) y esto multiplicado por el tiempo (te).


2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Qué es MNEMOTÉCNICA?:

adj. De la mnemotecnia o relativo a ella:
las asociaciones mnemotécnicas refuerzan la memoria.
Que sirve para ayudar a recordar:
se cambia el reloj de mano como truco mnemotécnico.
f. mnemotecnia.

eduardo dijo...

para leer hay que saber leer, hacer un espacio cuando hay un punto o una coma saber pronuncial bien las palabras que lleven asento o significado de laspalabras.